Mr. Darcy

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"I will have to tell you: you have bewitched me, body and soul, and I love, I love, I love you. I never wish to be parted from you from this day on"
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Parte 1 ... conociendo a Mr. Darcy

Mr. Darcy



Aún no entendía bien que es lo que Bingley buscaba,  era claro que necesitaba una propiedad para establecerse, pero esa zona no era precisamente lo que su amigo acostumbraba, él menos, así que mientras cabalgaban por los alrededores de Netherfield, Darcy intentaba, inutilmente como siempre, comprender a su amigo.

Bingley sonreía, tenía esa facilidad de repartir sus sonrisas que tan profundamente contrastaba con la personalidad de Darcy, comunmente taciturno, pero era precisamente esa disparidad de caracteres lo que los había convertido a través de los años en los mejores amigos, por eso ese lunes lo había acompañado desde de Londres, para apoyar la primera decisión adulta que había tomado Charles Bingley y porque su amigo no quería hacerlo sin contar con su aprobación.

Charles Bingley era un joven de unos veinticinco años, muy sonriente y alegre, con un temperamento muy agradable, incapaz de guardar ningún tipo de resentimiento y con la facilidad de hacerse sentir cómodo en cualquier situación. Su cabello rojizo le daba un toque aun más afable a su predisposición alegre, aunque un tanto indecisa. Darcy lo consideraba un entusiasta y Bingley confiaba ciegamente en su buen juicio.

Darcy era dos años mayor que Bingley y constantemente las personas se referían a él como un hombre alto, muy alto, rico y extremadamente atractivo, de cabello oscuro, una mirada profunda y voz varonil, junto a estos adjetivos solían encontrarse otros como serio, poco sociable, distante, un poco melancólico quizá, culto, gallardo y frio, además de la constante referencia a ser el amo de Pemberley, responsabilidad que afianzaba su elevada conciencia de su posición y de la de su familia en la sociedad.

Lo escuchaba hablar muy animado sobre sus potenciales vecinos, pero en ese momento la imagen de sus padres ocupaba sus pensamientos, de pronto profundamente tristes, e iba a Pemberley junto a su hermana, hasta que escuchó un fuerte.
- ¡Darcy!... ¿qué es lo que te tiene tan distrído?... quiero saber tu opinión de la familia Bennet.
- ¿La familia qué...?
- Bennet
- No recuerdo haberlos conocido
- Te hablaba de ellos, Sir William me ha comentado que tienen cinco hijas, todas muy hermosas...
- ¿y quién es Sir William?

La conversación siguió por ese rumbo, Bingley tomaba muy en serio todas las recomendaciones que los vecinos le daban y estaba muy entretenido pensando en las señoritas Bennet y pretendía que Darcy tuviera el mismo interés, lo que estaba lejos de ocurrir.
- Si nos acercamos a Longbourn podríamos verlas...
- Deberíamos regresar a Londres, ¿vas a cerrar el trato?.
- En cuanto llegue el Sr. Morris, ¿a ti te parece una buena idea?
- Si la propiedad es de tu agrado yo no tengo ninguna objeción.
- Entonces está dicho... tengo mucha curiosidad de verlas...
- ¿A quiénes?
- ¡Por Dios Darcy!, a las Bennet... - y sonreía mientras continuba hablando...

Y Bingley continúo con su buen humor hablando sobre cinco jóvenes que no conocía y que Darcy no tenía el menor interés en conocer.

En Londres los esperaban las hermanas de Bingley que no parecían entusiasmadas con la noticia, excepto por el hecho que Darcy se quedaría una temporada en Netherfield Park con ellos. Para Darcy la compañía de esas damas era un pequeño precio por la de su amigo, entre otras cosas porque Caroline esperaba algún día conquistar y casarse con Mr. Darcy, algo que él tenía muy claro y cuyas atenciones e intenciones no eran motivo de agrado para el amo de Pemberley, quizá precisamente porque esa posesión era para ella más valiosa que el joven que la poseía.

Louisa, la mayor, estaba casada con Mr. Hurst y demasiado ensimismada como para preocuparse de nadie más que de ella; Caroline, menor que Bingley, era en apariencia muy parecida a su hermano, en particular por ese tono de cabello tan característico, era una jóven con una fuerte debilidad por la moda, muy bonita, desenvuelta y elegante, aunque muy poco natural para una joven de veintitrés años, en opinión de Darcy; sus constantes intentos de acercamiento eran evadidos con el mayor tacto posible, en atención a la amistad con su hermano, pero en más de una ocasión sus esfuerzos tan estudiados para ganarse su afecto y el desdén con que trataba al resto del mundo lo exasperaban.

A Darcy la compañía de alguien tan afable como Bingley le hacía mucho bien, sobre todo porque Georgiana pasaba mucho tiempo con sus estudios, así que era muy poco el tiempo que compartían en esos días; por eso cuando Bingley le pidió que lo acompañara acepto gustoso, pensando que unos días en el campo le servirían para descansar y leer un poco, porque cuando estaba en la ciudad los compromisos sociales y los negocios acaparaban todo su tiempo.

Eran tantas las obligaciones que había contraído a la muerte de sus padre, cinco años atrás, que apenas tenía tiempo tiempo para él,  además su larga estadía en Londres lo obligaba a asistir  a numerosos eventos sociales, los que le resultaban más pesados que los de negocio. Era considerado uno de los mejores partidos, así que constantemente se veía asediado por bulliciosas jóvenes y aduladoras madres,  en el pasado había sentido alguna inclinación a alguna señorita, sin embargo aún no conocía a una mujer que lo mereciera.

Tenía además una seria indisposición para entablar conversaciones con personas que acabará de conocer, le hacía sentir incomodo la constante referencia a sus propiedades e ingresos, así que evitaba tanto como podía situaciones de ese tipo y la seriedad de su carácter había funcionado hasta ese día como la mejor de las armaduras.

No podía considerarsele tímido, era más bien reservado, en su papel de gran Señor, prefería mantener las distancias, además hechos recientes lo habían vuelto más precabido, si era posible,  y mucho más cuidadoso en sus afectos y de sus afectos; esa actitud callada y pensativa le permitía estudiar el carácter de quienes lo rodeaban, sus "estudios" además le generaban gran placer al considerarse a si mismo un profundo conocedor de la naturaleza humana.

Una vez acordado con Bingley que pasaría una temporada en Netherfield, le restaba comunicar a su hermana sus intenciones, y dejar todo listo para su ausencia. Bingley partió rumbo a Netherfield con el propósito de hacer los arreglos necesarios para la llegada de sus hermanas, su cuñado y su amigo; Darcy sospechaba que también tenía la secreta intención de conocer a las jóvenes de las que tanto había hablado, estaba seguro que terminaría decepcionado al cerciorarse que las bellezas del campo no hacían competencia a las jóvenes con las que se relacionaba en la ciudad.





5 comentarios:

  1. Me encantó el primer tomo, la narración es muy buena, estoy ansiosa por leer más sobre el querido Mr. Darcy n_n

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  2. me encanta. Creo que lo has plasmado a la perfección

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  3. Me ha encantado, esperamos pronto el resto.

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  4. Que bello siempre he querido un punto de vista del sr. Darcy

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  5. Me falto mas. Por fis compartan pronto 🙏🙏🙏🙏

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