Mr. Darcy

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"I will have to tell you: you have bewitched me, body and soul, and I love, I love, I love you. I never wish to be parted from you from this day on"
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All about Mr. Darcy...



Siguiendo mi pasión por el más romántico de los héroes de la literatura y luego de mucho pensar al respecto, me permito, sin mayores ambiciones que las de llenar una curiosidad propia, narrar mi perspectiva de Orgullo y Prejuicio desde el punto de vista de Mr. Darcy.

Debo aclarar tan solo que mi narración parte de cuatro cosas:
  1. El libro, no se puede hablar de Mr. Darcy sin intentar en la medida de los posible serle fiel a Jane Austen o al menos respetar el espíritu de su creación.
  2. La película de 2005. Joe Wright presentó a su opera prima Pride & Prejudice como un poema visual, la música, la fotografía, la búsqueda de actores que no solo fueran buenos sino que encarnaran las descripciones e ideas del libro. Para mi la película es un deleite y los actores principales los mejores exponentes de las adaptaciones hechas a la historia, muchos pueden o no estar de acuerdo, pero en este punto es una apreciación absolutamente personal basada en mi amor a la literatura y mi infinita adoración por el séptimo arte.
  3. El script de la la película de 2005. Hay tantas maravillas alrededor de la película que me permito retomar incluso aquellas escenas que no aparecen en ella.
  4. Mi imaginación, que en muchas ocasiones se ha enriquecido con la de mis amigos.

Solo me basta decir que cada vez que hablo de Mr. Darcy, me estoy refiriendo al Mr. Darcy interpretado por Matthew Macfadyen y al que mi mente imaginó la primera vez que leí el libro y que el resto de personajes, en mi cabeza siguen al cast de la película, sin embargo cada quien es libre de soñar con quien mejor alimente sus fantasias.


Personajes

Parte 1 ........... Conociendo a Mr. Darcy
Parte 2 ........... Esos ojos




Parte 2 ... Esos ojos

El primer encuentro
"El mundo cambia si dos se miran y se reconocen" ("Piedra de Sol" - Octavio Paz)

Los días que precedieron la partida de Bingley fueron muy tranquilos, Darcy tenía una serie de compromisos que cumplir, en muchos de los cuales coincidió con las hermanas de su amigo, pero la mayor parte del tiempo la compartió con su hermana, que desde hacía un tiempo se había encerrado en si misma y se le veía cada día más timida; él disfrutaba mucho sus avances al piano y ella tocaba casi exclusivamente para él, desde el verano anterior no le gustaba que las personas la escucharan; para ella tocar y sentir las música era una experiencia liberadora y personal y se sentía indefensa cuando debía además escuchar las adulaciones y halagos de otras personas.

Georgiana era una joven de dieciséis años, muy hermosa, de cabello rubio, con una mirada inquieta y una sonrisa muy noble, que admiraba y amaba profundamente a su hermano, se esmeraba en sus estudios no solo porque tenía conciencia de lo importantes que eran para Darcy sino porque disfrutaba aprender. Vivía en Londres desde la muerte de su padre y en ausencia de su hermano estaba bajo el cuidado de su institutriz, la Sra. Annesley, quien demostraba un profundo cariño por Miss Georgiana y por Mr. Darcy. En compañía de su hermano, de su institutriz, de su primo el Coronel Fitzwilliam e incluso de Charles Bingley, Georgiana se abría un poco y podía apreciarse en ella la alegría e inquietud de siempre.

Darcy tenía la idea de regalarle un hermoso y moderno pianoforte del que se había quedado prendada.
- La Sra. Annesley, me trajo uno folleto interesantísimo que explica como funciona el nuevo sistema de pedales de Monsieur Érard, ninguno de los nuestros es tan moderno.
- No sabía que supieras tanto de sistemas de pedales
- Además es de gran cola y tiene una grapa para las cuerdas... ¡si vieras el revestimiento y la marquetería! - Georgiana reía y su hermano estaba tan contento de verla así, que tenía claro cual sería su regalo de navidad ese año.
- ¡Si lo vieras hermano!... es de madera de haya... ¿te he dicho que es de tres cuerdas y cinco octavas?
"¡Al menos con eso puedo hacerte feliz!. Es más te regalaría uno cada día de la semana si con eso dejas esa tristeza y esa culpa que no mereces."
Hacía mucho que Georgiana no veía a su hermano tan sonriente, con ella solía estar de buen humor pero era tan raro verlo reír que se esforzaba en mantener su estado de ánimo.
- Pareciera que Bingley te ha contagiado su entusiasmo - Darcy reía
- Deberías sonreir más, quizá también a ti deban contagiarte el entusiasmo. Últimamente estás más serio que de costumbre, creo que deberías enamorarte.
- ¡¿Enamorarme?!
- Y casarte.
- Ve a tocar un poco de música - las ideas de su hermana lo divertían mucho
- No puedes negar que hay muchas señoritas interesadas...
- ¡Muchas!
- Ahí tienes a Caroline Bingley...
- La siguiente que vas a mencionar es Anne - mientra decía esto ponía los ojos en blanco
- Eso haría muy feliz a la tía - dijo divertida Georgiana
- ¿Creí que querías que sonriera más?
- Pero ninguna de ellas me gusta para ti, ninguna te merece.
- Jaja... ¿De dónde sacas esas ideas?
- Mr. Bingley y yo estuvimos hablando cuando regresaron de Netherfield Park.
- Ya me lo imaginaba - A Darcy le divertía mucho las ocurrencias de su amigo y su hermana.
- ¿Aún no has conocido a alguna que te interese?, ¿me lo dirías, cierto?
- No, no he conocido ninguna y te lo diría solo si prometes comportarte.
- ¡Entonces quizá en Hertfordshire conozcas a la mujer perfecta!
- ¡Ve y toca algo de música!

Mientras Georgiana se sentaba frente a su pianoforte e interpretaba el Allegro Molto de las Deux Sonates de Boëly, Darcy estaba contento, había dejado de escribir y se apoyaba en el piano, Georgiana le recordaba tanto a su madre, de una manera tan alegre. Esa tarde era una de las más felices de los hermanos Darcy en mucho tiempo, algo en el ambiente le decía que quizá cosas mejores estaban por venir.

A los pocos días regresó Bingley a Londres, estaba fascinado con el campo, con sus vecinos, con la amabilidad que le habían demostrado y no paraba de contarle a Darcy con entusiasmo sobre sus nuevas relaciones, por fin había conocido a Mr. Bennet, fue uno de los primeros en visitarlo, y aunque había correspondido a la visita no había tenido la oportunidad de ver a sus hijas.

Darcy lo escuchaba bastante distraido, estaba escribiendo a su administrador y saber quien era la más bonita de las Bennet no llamaba su atención tanto como la delimitación de ciertas laderas, además el mismo Bingley no había visto a semejantes tesoros, por lo que en lo que a él concernía, eran simples especulaciones. Cuando todo estuvo listo partieron rumbo a Netherfield Park, Caroline, Louisa, su esposo, Bingley y Darcy.

Desde su arribo a Hertfordshire se sucedieron incansablemente las visitas y presentaciones, parecía que todos los caballeros de la zona estaban interesados en conocer a Bingley y por si fuera poco, un par de días después había un baile al que su amigo estaba empeñado en asistir, así que los planes de descanso de Darcy estaban temporalmente suspendidos. Una de esas visitas fue Sir William Lucas, que no paró en más de una hora de hablar sobre las maravillas de la zona,  lo maravilloso de la belleza del campo, las maravillosas jóvenes que conocerían en el baile, y por supuesto de las maravillas de sus hijas y de las hermanas Bennet.
- Todas ellas en edad de matrimonio, mi estimado Mr. Bingley, todas ellas llenas de virtudes y belleza.
"¿En edad de matrimonio?, ¡¿dijo en edad de matrimonio?!... ahora entiendo el desfile de caballeros estos días por Netherfield... ¿Qué pueden tener de especial las famosas hermanas Bennet?, no entiendo tanta adulación para esas cinco damas, dos de ellas demasiado jóvenes para debutar en sociedad."
- ¿Qué tal usted Mr. Darcy, no lo emociona conocer a tanta joven hermosa? - Sir William,  estaba encantado con el  amo de Pemberley, nunca había tenido el placer de relacionarse con alguien de tal aboleno, y estaba seguro que Darcy estaría fascinado en Hertfordshire.
"Espero sinceramente que aceptar venir a Netherfield no haya sido un error."
Si Mr. Darcy estaba incomodo, las hermanas de Bingley estaban francamente fastidiadas, aunque Caroline se veían encantada con los continuos elogios a su belleza y elegancia. Para Darcy quedaba claro que a esas personas les faltaba un poco más de mundo.

El día del bailé por fin pudo tener Darcy un poco de tranquilidad, nadie se apareció ese día, salió a dar un paseo a caballo, escribió a su hermana y pudo charlar con su amigo, el único problema era que Bingley seguía con el tema de las hermanas Bennet, Darcy ignoraba qué tanto habían podido contarle de esas señoritas a su amigo para que estuviera tan ansioso, pero confiaba que una vez que las conociera y confirmara que seguramente no tenían nada de especial su entusiasmo recaería en otro tema.

A Bingley quizá lo que más le alimentaba la imaginación era que Longbourn, la propiedad de la familia Bennet, estaba rodeada por cuatro fosos, lo que generaba una fantasía sobre 5 virgenes viviendo en una especie de isla.

Cuando por fin llegaron al baile, estaban un poco retrasados, la música sonaba al interior igual que muchas voces y risas. Bingley estaba alegre e intentaba contagiar a todos con su entusiasmo, Caroline veía todo con desdén, los Hurst  se veían resignados y a Darcy, aunque intentaba mejorar su humor por su amigo, la idea de pasar la velada rodeado de extraños francamente no lo motivaba.
- Seguramente va a ser una noche muy alegre - Bingley lo decía tan convencido que durante casi un segundo Darcy estuvo de acuerdo con él.
- Me conformaría con que no fueramos el centro de las miradas - murmuró Darcy cuando ese casi segundo se hubo agotado.

Al entrar al salón todas las miradas se dirigieron a ellos, la música cesó y fue en ese momento que Darcy notó que caminaba al centro de su grupo y que las miradas luego de recorrer al grupo se fijaban en él.


Justo lo que no quería, caminaba pausado, la superioridad del grupo era evidente, en particular la de Mr. Darcy, que estaba absorto en sus pensamientos mientras los asistentes los saludaban con extrema cortesía.
"Es un lugar de masiado pequeño para tantas personas, no me extrañaría que alguna dama necesite ayuda en un ambiente tan cerrado... quizá podría contagierme del entusiamo de Bingley, pero dudo que haya alguien que robe mi atención". 
Mientras caminaba Darcy intentaba observar a los asistentes sin ser resultar demasiado obvio, pero nada ni nadie era lo suficiente tantador como para que mejorara su ánimo, así que comenzó a convencerse que sería una larga noche.
"Tal como lo imaginé, si bien las jóvenes son agradables no destacan por su belleza"

Al momento de pensar esto sus ojos se cruzaron con los de una joven, ella sostuvo su mirada el breve instante que duró, antes que él retirara la vista; tenía la sensación de haber reparado demasiado tiempo en esa mirada y eso le producía la más extraña de las sensaciones; comenzó a sentirse aún más incomodo y confiaba en que ella no hubiera notado la brusquedad con la que desvió su mirada. Era uno de esos escazos momentos en que debía concentrarse para retomar el control, aunque no duró más que un par de segundos le parecieron una eternidad y es que había algo en esa mirada que lo había perturbado.
"¿Quién...?, ¡no importa!..."

Y se obligó a pensar en otros temas, después de todo qué podría importar quién fuera.




Parte 1 ... conociendo a Mr. Darcy

Mr. Darcy



Aún no entendía bien que es lo que Bingley buscaba,  era claro que necesitaba una propiedad para establecerse, pero esa zona no era precisamente lo que su amigo acostumbraba, él menos, así que mientras cabalgaban por los alrededores de Netherfield, Darcy intentaba, inutilmente como siempre, comprender a su amigo.

Bingley sonreía, tenía esa facilidad de repartir sus sonrisas que tan profundamente contrastaba con la personalidad de Darcy, comunmente taciturno, pero era precisamente esa disparidad de caracteres lo que los había convertido a través de los años en los mejores amigos, por eso ese lunes lo había acompañado desde de Londres, para apoyar la primera decisión adulta que había tomado Charles Bingley y porque su amigo no quería hacerlo sin contar con su aprobación.

Charles Bingley era un joven de unos veinticinco años, muy sonriente y alegre, con un temperamento muy agradable, incapaz de guardar ningún tipo de resentimiento y con la facilidad de hacerse sentir cómodo en cualquier situación. Su cabello rojizo le daba un toque aun más afable a su predisposición alegre, aunque un tanto indecisa. Darcy lo consideraba un entusiasta y Bingley confiaba ciegamente en su buen juicio.

Darcy era dos años mayor que Bingley y constantemente las personas se referían a él como un hombre alto, muy alto, rico y extremadamente atractivo, de cabello oscuro, una mirada profunda y voz varonil, junto a estos adjetivos solían encontrarse otros como serio, poco sociable, distante, un poco melancólico quizá, culto, gallardo y frio, además de la constante referencia a ser el amo de Pemberley, responsabilidad que afianzaba su elevada conciencia de su posición y de la de su familia en la sociedad.

Lo escuchaba hablar muy animado sobre sus potenciales vecinos, pero en ese momento la imagen de sus padres ocupaba sus pensamientos, de pronto profundamente tristes, e iba a Pemberley junto a su hermana, hasta que escuchó un fuerte.
- ¡Darcy!... ¿qué es lo que te tiene tan distrído?... quiero saber tu opinión de la familia Bennet.
- ¿La familia qué...?
- Bennet
- No recuerdo haberlos conocido
- Te hablaba de ellos, Sir William me ha comentado que tienen cinco hijas, todas muy hermosas...
- ¿y quién es Sir William?

La conversación siguió por ese rumbo, Bingley tomaba muy en serio todas las recomendaciones que los vecinos le daban y estaba muy entretenido pensando en las señoritas Bennet y pretendía que Darcy tuviera el mismo interés, lo que estaba lejos de ocurrir.
- Si nos acercamos a Longbourn podríamos verlas...
- Deberíamos regresar a Londres, ¿vas a cerrar el trato?.
- En cuanto llegue el Sr. Morris, ¿a ti te parece una buena idea?
- Si la propiedad es de tu agrado yo no tengo ninguna objeción.
- Entonces está dicho... tengo mucha curiosidad de verlas...
- ¿A quiénes?
- ¡Por Dios Darcy!, a las Bennet... - y sonreía mientras continuba hablando...

Y Bingley continúo con su buen humor hablando sobre cinco jóvenes que no conocía y que Darcy no tenía el menor interés en conocer.

En Londres los esperaban las hermanas de Bingley que no parecían entusiasmadas con la noticia, excepto por el hecho que Darcy se quedaría una temporada en Netherfield Park con ellos. Para Darcy la compañía de esas damas era un pequeño precio por la de su amigo, entre otras cosas porque Caroline esperaba algún día conquistar y casarse con Mr. Darcy, algo que él tenía muy claro y cuyas atenciones e intenciones no eran motivo de agrado para el amo de Pemberley, quizá precisamente porque esa posesión era para ella más valiosa que el joven que la poseía.

Louisa, la mayor, estaba casada con Mr. Hurst y demasiado ensimismada como para preocuparse de nadie más que de ella; Caroline, menor que Bingley, era en apariencia muy parecida a su hermano, en particular por ese tono de cabello tan característico, era una jóven con una fuerte debilidad por la moda, muy bonita, desenvuelta y elegante, aunque muy poco natural para una joven de veintitrés años, en opinión de Darcy; sus constantes intentos de acercamiento eran evadidos con el mayor tacto posible, en atención a la amistad con su hermano, pero en más de una ocasión sus esfuerzos tan estudiados para ganarse su afecto y el desdén con que trataba al resto del mundo lo exasperaban.

A Darcy la compañía de alguien tan afable como Bingley le hacía mucho bien, sobre todo porque Georgiana pasaba mucho tiempo con sus estudios, así que era muy poco el tiempo que compartían en esos días; por eso cuando Bingley le pidió que lo acompañara acepto gustoso, pensando que unos días en el campo le servirían para descansar y leer un poco, porque cuando estaba en la ciudad los compromisos sociales y los negocios acaparaban todo su tiempo.

Eran tantas las obligaciones que había contraído a la muerte de sus padre, cinco años atrás, que apenas tenía tiempo tiempo para él,  además su larga estadía en Londres lo obligaba a asistir  a numerosos eventos sociales, los que le resultaban más pesados que los de negocio. Era considerado uno de los mejores partidos, así que constantemente se veía asediado por bulliciosas jóvenes y aduladoras madres,  en el pasado había sentido alguna inclinación a alguna señorita, sin embargo aún no conocía a una mujer que lo mereciera.

Tenía además una seria indisposición para entablar conversaciones con personas que acabará de conocer, le hacía sentir incomodo la constante referencia a sus propiedades e ingresos, así que evitaba tanto como podía situaciones de ese tipo y la seriedad de su carácter había funcionado hasta ese día como la mejor de las armaduras.

No podía considerarsele tímido, era más bien reservado, en su papel de gran Señor, prefería mantener las distancias, además hechos recientes lo habían vuelto más precabido, si era posible,  y mucho más cuidadoso en sus afectos y de sus afectos; esa actitud callada y pensativa le permitía estudiar el carácter de quienes lo rodeaban, sus "estudios" además le generaban gran placer al considerarse a si mismo un profundo conocedor de la naturaleza humana.

Una vez acordado con Bingley que pasaría una temporada en Netherfield, le restaba comunicar a su hermana sus intenciones, y dejar todo listo para su ausencia. Bingley partió rumbo a Netherfield con el propósito de hacer los arreglos necesarios para la llegada de sus hermanas, su cuñado y su amigo; Darcy sospechaba que también tenía la secreta intención de conocer a las jóvenes de las que tanto había hablado, estaba seguro que terminaría decepcionado al cerciorarse que las bellezas del campo no hacían competencia a las jóvenes con las que se relacionaba en la ciudad.





Personajes

Personajes* (Basados en el cast de Pride & Prejudice de 2005)


  Mr. Darcy



Charles Bingley




Caroline Bingley


Georgiana Darcy



Louisa Hurst**






*Los voy incluyendo según van apareciendo en el relato.
**Joe Wright no incluyó el personaje de Louisa Hurst en la película de 2005, así que me permití incorporar a Catherine Steadman personificada como Julia Bertram (MP 2007), aunque no creo que haga mucha referencia al personaje.